Con este calorcito, no hay nada mejor que disfrutar de una rica cerveza bien fría y que mejor si te dicen que tomarla con moderación, hace bien. Esto de seguro ya lo has escuchado antes, de hecho, por algo es que desde sus orígenes, los irlandeses le llamaban “mi pan líquido”, en alusión a su alto valor nutricional. En la actualidad, es la sociedad médica la que confirma sus beneficios.
Claro está, no es el alcohol el que beneficia al organismo sino los componentes no alcohólicos de la cerveza, los polifenoles, por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Así lo explica la investigación Effects of alcohol and polyphenols from beer on atherosclerotic biomarkers in high cardiovascular risk men: A randomized feeding trial, publicada en la revista NMCD (por sus siglas en inglés, Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases).
Este trabajo dirigido por el Doctor Ramón Estruch confirma que existe un efecto protector en la aparición y progresión de la aterosclerosis, así como sobre distintos factores de riesgo cardiovascular, en pacientes con altas probabilidades de sufrir enfermedades coronarias.
¿Cómo se realizó el estudio? Participaron 33 consumidores moderados de alcohol, hombres entre 55 y 75 años, con antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular prematura, diabetes, hipertensión, dislipidemia, sobrepeso y obesidad. Durante 4 semanas se les proporcionó 660 ml por día de la espumante bebida.
Al analizar los resultados, este controversial estudio concluyó: “La cerveza y el consumo moderado de cerveza sin alcohol confiere mayores efectos protectores sobre el sistema cardiovascular de las bebidas destiladas, probablemente debido a su contenido de polifenoles”.