El Atlético de Madrid doblegó 3-0 al Deportivo de La Coruña sin sobresaltos, con goles de Saúl Ñíguez, el francés Antoine Griezmann y el argentino Ángel Correa, con un ejercicio práctico, siempre bajo el ritmo que quiso el equipo rojiblanco, y sin un exceso de desgaste antes del definitivo duelo contra el PSV.
Tres puntos más en la Liga para el conjunto madrileño, sin efecto en su persecución del liderato del Barcelona, una semana más a ocho puntos de distancia con un partido menos por disputarse, y un encuentro más sin ganar del conjunto gallego, estancado en una serie de trece jornadas sin victoria y sin ninguna opción en el Calderón.
Porque aunque el Atlético se encontró otra vez de inicio con un rival encerrado, en una fórmula que sus adversarios repiten con insistencia en los últimos tiempos en la casa del equipo rojiblanco ya lo hicieron Villarreal, Sevilla, Sporting de Gijón, Levante, rompió el duelo con pegada y con celeridad ante un oponente frágil.
Desde esa idea defensiva partió este sábado el Deportivo de La Coruña, que condensó sus dos líneas de defensa y centro del campo -nueve futbolistas- en torno a su propio área, arropados alrededor de su portería, compactados cuando la pelota era del Atlético, casi siempre, y preparados para minimizar cualquier vía hacia Germán Lux.