El doctor Mauricio Pilleux, director administrativo del proyecto Gran Telescopio Magallanes que se está construyendo en Chile, impartió recientemente una conferencia en la Universidad Galileo.
Este telescopio tendrá siete espejos de ocho metros de diámetro. Apoyado por la más moderna tecnología óptica, tendrá una capacidad 10 veces mayor a la del telescopio espacial Hubble.
Cuando uno escucha hablar estas grandezas se queda asombrado, pero también -como buen chapín- un poco escéptico. ¿Cómo lo lograrán? ¿Cómo vencerán el océano atmosférico que tienen encima? Si por algo el telescopio espacial está afuera, donde no hay nubes, ni gases, ni polvo que le distorsione la visibilidad a los astrónomos...
Por eso me fui a sentar en primera fila, a escuchar lo que el ilustre invitado tenía que decir.
Cuando empezó a hablar noté que tenía un carisma especial. Uno puede notar si a la persona que está hablando le apasiona la astronomía solamente por su forma de hablar: la entonación, los gestos, la elección de las palabras. En vez de empezar hablando de costos y grandes números, empezó hablando de astronomía en un lenguaje sencillo: de las escalas, de la distancia de la Tierra a la Luna, utilizando un modelo muy práctico en el que participó un ayudante.
¿Qué hizo? Primero creó una alfombra común, un suelo común para que el público pudiera partir de ahí para entender lo que quería decir. Agregó la distancia de Plutón al Sol, después la distancia a la estrella más cercana, y pude notar que usó imágenes con el mapa de Guatemala para referenciar las distancias. El se tomó la molestia de personalizar su presentación para nosotros.
Una vez establecidas las pequeñas y las grandes distancias, habló de la expansión del Universo, la aceleración que tiene, provocada por la energía oscura y los grandes misterios que están todavía por resolver. Ahora sí, la introducción estaba hecha.
A partir de ahí comenzó a explicar cómo se consiguen los fondos para estos grandes proyectos, de las contribuciones que hacen las diferentes universidades del mundo y gobiernos, para que sus astrónomos puedan participar de ese proyecto.
Los consorcios de diferentes universidades y gobiernos de países aprobaron presupuestos para poder juntar el capital necesario para esta construcción, el cual es de aproximadamente 1,300 millones de dólares. ¡Fue allí donde casi sufro un shock! ¿Cómo es posible que les aprueben millones de dólares, cuando en Guatemala no se ha podido reunir fondos ni siquiera para la construcción de un planetario o de un observatorio o de un instituto para la ciencia? ¿Qué le dijeron a los inversionistas que, como los guatemaltecos, preguntan qué van a producir y qué resultados me van a dar en cuatro años?
Lancé la pregunta y esto fue lo que me contestó: “No se sabe cuándo vamos a dar resultados, no podemos saberlo porque la ciencia es así. No sabemos cuándo vamos a descubrir una supernova o qué vamos a descubrir en el espacio. Lo que sí sabemos es que vamos a generar trabajo, vamos a generar nuevos retos para la industria local, servicios para las cadenas de suministros de los alrededores y con el tiempo se va a generar riqueza que se va a quedar en el país y vamos a poder ofrecer mejores productos con tecnologías que no tenemos hoy, pero que será necesario desarrollar para lograr este proyecto.”
“Encima de todo eso, el día que se quiera saber gracias a quién ocurrió toda esta transformación, quedará escrito que fue gracias al político, alcalde, presidente o empresario que tomó la decisión de apoyar esas inversiones.”
Es difícil de comprender cómo un país no visualiza las oportunidades de superación que generan estos proyectos.
En el plano astronómico habló de la forma en que se crean los espejos, fundiendo el material en un horno giratorio que va formando el espejo de tal manera que se forma una curvatura en el giro y esa curvatura se queda a enfriarse de manera que sea menor el esfuerzo de pulirlo exteriormente. También dijo cómo la óptica adaptativa va a lograr imágenes mejores que las que tiene el telescopio espacial Hubble y el JWST, que ni siquiera se ha subido al espacio.
¿Quién define los objetivos del telescopio?, fue otra pregunta que hice. “Para eso hay muchas comisiones. Hay comisiones de comisiones. Están integradas por astrónomos de cada uno de los países que participan y que se encargan de saber cuál es el mejor uso de la capacidad del telescopio y definen hasta dónde se puede hacer y no hacer”, indicó el doctor Pilleux.
Hay otras cosas que preguntaron y muchas más que se nos quedaron en el tintero, pero la conferencia llegó a su fin y el público agradeció con un nutrido aplauso.
