El embajador de la República de Taiwán en Guatemala, Adolfo Sun, prefirió no hacer comentarios acerca de la confesión del expresidente Alfonso Portillo, quien se declaró culpable hoy ante la Fiscalía de Nueva York de haber aceptado sobornos por 2.5 millones de dólares provenientes del gobierno taiwanés, al cual le ofreció sostener el reconocimiento diplomático de la isla.
"Yo no tengo nada que informar", dijo el embajador Sun al ser entrevistado por vía telefónica. "No puedo comentar antes de consultar con mi gobierno", explicó, añadiendo que durante la administración de Portillo él estaba asignado a la misión de República Dominicana.
En estos momentos es de madrugada en Taiwán y será hasta mañana cuando se podrá consultar cuál es la posición oficial del gobierno.
Sin embargo, la admisión de Portillo genera un problema diplomático, tanto para Guatemala como para Taiwán. Si un expresidente confiesa que fue sobornado por un gobierno extranjero a cambio de manipular la política exterior, ¿qué debería hacer la administración actual? ¿Protestar? ¿Pedir explicaciones? ¿O hacer como Taiwán y decir que no habrá comentarios?
Canciller verificará confesión
El canciller Fernando Carrera dijo que el gobierno de Guatemala debe estudiar los detalles de la declaración judicial del expresidente Portillo antes de fijar una postura oficial.
Por órdenes de Carrera, este año se eliminó la donación de 1 millón de dólares que recibía el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Taiwán. "Solicité que se eliminara para evitar malentendidos sobre el nivel de independencia en la definición de la política exterior de Guatemala frente a otros Estados", subrayó el ministro Carrera.
Taiwán no era prioridad para el FRG
Cuestionado sobre las implicaciones políticas de esta confesión, el licenciado Gabriel Orellana, primer canciller del gobierno del Frente Republicano Guatemalteco, FRG, dijo que la relación con Taiwán era un eje de la política exterior de Guatemala desde la guerra fría y que nunca hubo interés en cambiarla, ni de parte del presidente Portillo ni del vicepresidente Juan Francisco Reyes López, quien era quien más se interesaba en política exterior en esa administración.
"Hace 12 años China Popular no era la potencia económica que es hoy", afirmó Orellana, quien añadió que la decisión de desconocer a Taiwán y abrir relaciones con China Popular no era conveniente pues el gigante asiático sólo vería a Guatemala como proveedor de materia prima y un destino para productos baratos que podían afectar a la industria nacional.
El segundo canciller del gobierno del FRG, el sociólogo Edgar Gutiérrez, aseguró que Alfonso Portillo nunca le mencionó cuál debía ser la política con Taiwán. "Esa era una relación sólida del país y no estaba en mi agenda. Yo iba por la certificación del país en el tema de la lucha antinarcótica y por la implantación de lo que luego se convirtió en la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, Cicig. Taiwán no era una prioridad".
Cabe mencionar que en toda Centroamérica ha habido dudas y reparos respecto de las donaciones taiwanesas a políticos locales. El escándalo más reciente, aparte del que surge hoy en torno a Alfonso Portillo, lo acaba de protagonizar el expresidente salvadoreño Francisco Flores, a quien se acusa de haber recibido cerca de 10 millones de dólares de la cooperación taiwanesa que luego "desaparecieron" del presupuesto.