La euforia de los brasileños después de que Alemania se coronara campeón no es sólo por que derrotaron a su 'archirrival' Argentina. Las celebraciones también se debieron a la amabilidad demostrada por los teutones a la población local.
Desde la llegada del plantel alemán a la localidad de Santa Cruz de Cabralia, en Bahía, los jugadores conquistaron el corazón de la población con gestos de amabilidad. A diferencia de otros equipos, los alemanes aprovecharon su permanencia en el país para cultivar una relación con la gente.
El complejo donde se concentraron los campeones del Mundo, formó parte del proyecto 'Los sueños de los niños 2014', que tiene como objetivo proveer ayuda a la región, donde establecieron una academia de fútbol infantil y un orfelinato. Los jugadores de la Mannschaft convivieron constantemente con los niños, y repartieron ropa y donativos durante su estadía.
Visitaron una escuela de la región en donde jugaron un partido de fútbol con los niños necesitados de la comunidad, frecuentaron la playa local y repartieron autógrafos. Además, recibieron en su búnker a la tribu Pataxó a quienes homenajearon en el Maracaná al poner la Copa al centro de la cancha y bailar alrededor del trofeo.
La prensa local relató todos los gestos que contribuyeron a convertir la selección alemana, en el segundo equipo de los brasileños a pesar de la goleada por 7-1 en las semifinales.
El delantero Lukas Podolski fue la gran estrella del equipo en lo que se refiere a relaciones públicas. Sus mensajes en portugués a través de Twitter se convirtieron en una fiebre en Brasil. Antes de despedirse de Brasil, Podolski divulgó una carta a los anfitriones del Mundial.
"Es momento de irse, gracias por recibirnos con mucha calidez y amor. Quiero aprovechar esta oportunidad para pedir disculpas en nombre de todo el equipo si directa o indirectamente causamos cualquier tipo de trastorno. Estas cinco semanas fueron fantásticas... Nos vamos, pero nuestros corazones están aquí. Y algún día yo volveré. Gracias Brasil"