Alejandro Solalinde es un sacerdote mexicano que hace nueve años decidió dedicar su vida a la defensa de los derechos de los migrantes.
Fue por eso que fundó el albergue "Hermanos en el camino" en Ixtepec, Oaxaca, la segunda parada del tren de carga conocido como "La Bestia", donde viajan los migrantes más pobres.
El albergue, "la casa de todos los migrantes", como él lo llama, se encuentra a las orillas de las vías del tren en ese pueblo.
La voz de Solalinde se ha hecho molesta para muchos funcionarios y miembros del crimen organizado que operan en la región, porque ha denunciado redes de trata de personas, extorsionistas y secuestros que incluyen tanto a delincuentes como la complicidad de las autoridades. Han sido tantas las amenazas de muerte recibidas que el gobierno federal de México se vió obligado a brindarle seguridad especial.
Pese al intento de incendiar el albergue, encabezado por el alcalde de Ixtepec, o el encarcelamiento que sufrió junto a otros migrantes, el padre Solalinde asegura que dedicará hasta "el último día de su vida a cumplir su misión".
Cada migrante que llega al albergue encuentra en el Padre Solalinde y en los voluntarios ayuda, sonrisa y una dosis de esperanza.
Solalinde se acerca a cada uno de ellos, conoce sus historias y en algunos casos les brinda terapia psicológica ya que además de historiador también es psicológo y terapista familiar.
El sacerdote insiste en que su labor la hace porque él cree en el "reino de Dios" que es un reino justo, igualitario y lleno de verdad y justo es eso lo que intenta reflejar en el albergue.
El albergue está pintado con frases que piden respeto para las mujeres, para la diversidad sexual y la religiosa porque la libertad es lo más importante en ese espacio donde a pesar de las terribles experiencias vividas por muchos de los migrantes se respira la fe y el optimismo.