Sobre el caso de la muerte de la modelo hondureña y su hermana, un testigo relató a la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC) que Plutarco Antonio Ruiz Rodríguez obligó a las personas que estaban en el balneario a que le ayudaran a enterrar a las hermanas Alvarado, luego de dispararles cuando se encontraban en una pista de baile del balneario Aguagua, cuyo propietario también fue detenido, según una nota publicada por el diario digital La Prensa de Honduras.
Nada inmutó a Ruiz Rodríguez cuando desenfundó su pistola calibre nueve milímetros y disparó contra las hermanas María José y Sofía Trinidad Alvarado Muñoz, establece un extracto del informe investigativo sobre el doble crimen que conmocionó a Honduras y al mundo, información que fue obtenida por el diario hondureño.
Las declaraciones tomadas a testigos por agentes de la DNIC dejan claro que el ataque contra la Miss Honduras Mundo y su hermana se produjo a las 21 horas en el balneario Aguagua, la noche del 13 de noviembre.
“Aquí no pasó nada”, exclamó Paco -como es más conocido Plutarco- cuando los cuerpos de las dos mujeres quedaron inertes en la pista bailable del balneario. Y tras lanzar su amenaza agregó: “Al que hable lo voy a partir”.
De los 18 a 20 invitados que asistieron a la fiesta de cumpleaños, pocos quedaron en el local tras la muerte de la modelo y su hermana. La descarga de los proyectiles que impactaron en los cuerpos de Sofía Trinidad y María José provocó que los invitados salieron corriendo del lugar.
Los que quedaron, según las declaraciones de testigos, fueron presuntamente obligados a colaborar para sacar los cuerpos del balneario, limpiar el área y salir con Plutarco hasta la propiedad que escogió para enterrar a sus víctimas.
“No preguntó, pueden’”, dijo un testigo. “Ordenó que todos debíamos ayudar”.
Los hombres, cuatro en total, según las investigaciones, subieron los dos cuerpos de las féminas al pickup blanco, propiedad de Paco. Pero antes, del propio balneario sacó las palas y la cal para, según él, borrar cualquier pista que lo vinculara a los asesinatos.
Desde esa hora hasta las 3 horas de la mañana, aquellos hombres excavaron bajo el árbol de guanacaste. “Fueron seis horas para terminar de consumar lo que él creyó un plan perfecto”, dijo un investigador. Sin embargo, lejos estaba Paco de saber que en pocos días el crimen sería descubierto.
Plutarco Ruiz no dejó de reírse cuando fue presentado a los tribunales y hasta cuando recibió la noticia que lo enviaban a la cárcel.
